– Voy a escribir un libro sobre mis primeros 40 años de vida. – Me dijo una mañana Beatriz Castellano hace 6 meses. – Quiero contarle a mi hija Paola todo lo que yo he vivido antes de que ella naciera. – Yo la miré distraída. Reconozco que no dí crédito a su deseo, y lo achaqué a un despunte de esa energía vital que va desprendiendo a raudales allá por donde va. Pero ante su insistencia, ¿qué podía hacer yo salvo animarla? Me pidió que le prestase alguna autobiografía para tomarla como referencia, así que se llevó la vida de John Joseph Lyndon, el guitarrista de los Sex Pistols, y la de Carles Pedragosa, brillante publicista (y tío mío).
Pasó un tiempo indefinido, y cuando nos volvimos a ver exclamó radiante – ¡María José, ya tengo el índice! – Buen comienzo pensé yo escéptica. En esa ocasión Beatriz me explicó entusiasmada que su libro tendría 4 partes, que encumbraría la figura de sus padres y las vicisitudes de su niñez, que contaría solo los amoríos que habían merecido que se les dedicase una línea (que eran solo 3; las canas al aire no las merecían), que hablaría de sus vivencias como madre, y que dejaría bien claro que las mujeres no tenemos nada de “sexo débil”.
Todas queremos contar nuestras propias historias. Pero también es común abandonar rápidamente esa gesta. Beatriz Castellano lo ha hecho de forma brillante.
Tener el índice era un primer paso, pero no dejaba de ser una declaración de intenciones. Yo tenía muy presente que el deseo de escribir un libro sobre la vida de una es algo bastante común. Todas tenemos experiencias memorables dignas de ser contadas, y es habitual vernos como protagonistas de nuestras propias historias. Pero también es común abandonar rápidamente esa gesta, porque para escribir una autobiografía no solo hay que desearlo, sino también hay que iniciar un camino de introspección, análisis, redacción, y corrección que requiere un alto compromiso. E ÍNTIMO es el resultado de ese camino que Beatriz Castellano ha recorrido de forma brillante.
Nadie podía seguir el ritmo de Beatriz que, día tras día y, sobre todo, noche tras noche iba redactando sus crónicas a mano. ¿Qué hacer con ellas?
Yo he tenido la fortuna de ser testigo directo y muy cercano del proceso de creación de este libro gracias a una peculiaridad que es menester destacar: Beatriz ha escrito sus memorias sin tener un ordenador propio y sin tener nociones previas de ofimática. Los primeros folios estaban escritos a mano. En un primer momento acudió a todas las manos amigas que encontró para transcribirlos a un ordenador, incluso las de mi hijo Nil y las mías, pero la dedicación que precisaba una narración de ese calibre era gigantesca, y nadie podía seguir el ritmo de Beatriz que, día tras día y, sobre todo, noche tras noche (las 4 a.m. ha sido una hora clave de inspiración), iba redactando con cada vez más ímpetu, las crónicas que iba rescatando de su memoria y que no dudaba en compartir y comentar siempre que podía.
Durante 4 meses hemos tenido a Beatriz presente en nuestro muy agitado hogar, sentada donde cupiese, y embutida en el portátil de mi hijo Manu.
Por eso, tomé una determinación: íbamos a “fletar” un ordenador en casa exclusivo para ella, íbamos a darle 4 nociones básicas de su uso, e iba a ser ella la que finalmente redactara y acabara de dar forma a su libro. Así que durante 4 meses hemos tenido a Beatriz presente en nuestro muy agitado hogar, sentada donde cupiese, y embutida en el portátil de mi hijo Manu.
En todo este tiempo su presencia se ha convertido en algo natural. Ella escribía mientras nosotros cocinábamos, tocábamos el piano, rodábamos un anuncio o veíamos una peli, y al tiempo que Beatriz se integraba en nuestro día a día, nosotros nos sumergíamos en la historia de Beatriz. A través de lecturas en voz alta, arepas calentitas para desayunar, correcciones sobre el propio texto, cuidados de matas de aloe vera, peticiones de ayuda para solventar algún dilema digital, tardes de té de jengibre y conversaciones fructíferas sobre padres, parejas, hijos, experiencias y aprendizajes, el relato se ha ido construyendo y aquí está, publicado y ya a la venta en su web y, como no, Amazon.
Con una narración corta y ágil, Beatriz transcribe la acción de manera directa, sin florituras, y de una forma natural te traslada directamente a donde ella quiere.
ÍNTIMO es una gran historia llena de microcuentos de gran fuerza, sugestivos y muy entretenidos. Con una narración corta y ágil, Beatriz transcribe la acción de manera directa, sin florituras, y de una forma natural te traslada directamente a donde ella quiere, mostrándote lugares mágicos como la cocina de María en Vereda Bolívar, presentándote variopintos y entrañables personajes como Ana Ramírez, y ofreciendo al mismo tiempo una visión muy clara de la Venezuela de los años pasados, (no faltan los guiños a los contextos políticos). Y todo aderezado con decenas de modismos propios de Venezuela que quedan además reflejados en un glosario al final – ¡Ha resultado divertidísimo aprenderlas e intercambiarlas por las homólogas de España!
Un libro que tiene el deseo de inspirar a todas las personas, especialmente mujeres, que tengan algo que contar.
Quiero destacar también la presencia permanente de su hijo Gabriel, el gran ausente en vida, y como no, de su hija Paola, la receptora de este legado. Ellos han sido el motor de toda la energía y esfuerzo a la hora de construir esta historia, pero también el deseo de inspirar a todas las personas, especialmente mujeres, que tengan algo que contar. A todas ellas debo decirles que Beatriz Castellano ha demostrado con creces que quien la sigue la consigue. Y a ella darle las gracias por habernos permitido acompañarla en este camino.
¡Que lo disfrutéis!
Realmente un encuentro de almas. Si es verdad que me permiti escribir INTIMO, también es verdad que la vida me tenía sorpresas. MJP es una extraordinaria Mujer de una gran sensibilidad, de un alto concepto de la solidaridad y muy nutritiva. Bendiciones.🌹🌹🌹